ENRIQUE
SANTOS DISCÉPOLO
27
DE MARZO DE 1901 – 23 DE DICIEMBRE DE 1951
Por Elena Luz González Bazán especial para Arte
y Cultura
6 de marzo del 2018
El
gran artista Discepolín, Enrique Santos Discépolo,
nace en el barrio porteño de Balvanera, el 27 de marzo
de 1901.
Siendo muy pequeño, apenas nueve años queda
huérfano y crece y se desarrolla bajo la influencia
decisiva y la autoridad de su hermano mayor, Armando.
A los 16 ya era actor y a los 17 autor de obras de teatro.
En tal sentido, para el teatro compuso su primer tango, “Bizcochito”,
que el experimentado músico Salvador Merico procuró
mejorar para su debut.
Su
primer éxito vino con “Esta noche me emborracho”,
que en poco tiempo grabaron solistas como Carlos Gardel, Ignacio
Corsini, la orquesta de Osvaldo Fresedo con el cantor Ernesto
Famá y la Orquesta Típica Víctor en versión
instrumental, entre otros.
Más
tarde, entre 1928 y 1929, escribió “Chorra”,
“Malevaje”, “Soy un arlequín”
y “Yira-yira”, consiguiendo gran cantidad de éxitos
para una corta carrera.
En
sintonía, continuaba actuando también con éxito
en los teatros de Montevideo y Buenos Aires.
En
1935 viajó a Europa y a su regreso se vinculó
al mundo del cine como actor, guionista y director. Simultáneamente
escribió y compuso sus tangos más notables:
“Cambalache” (1935), “Desencanto”
(1937), “Alma de bandoneón” (1935), “Uno”
(con música de Mariano Mores, 1943) y “Canción
desesperada” (1944).
En
1947, después de una gira por México y Cuba,
compuso “Cafetín de Buenos Aires” (1948)
con música de Mariano Mores. Durante los siguientes
años continuó produciendo películas,
obras teatrales y tangos, algunos de los cuales fueron estrenados
después de su muerte en 1951.
Sin
lugar a dudas, fue uno de los más destacados compositores
de la música ciudadana, por lograr que la hondura de
su pensamiento se reflejara en sus letras con un enriquecedor
soplo intelectual pero sin alterar la estructura ni frescura
de la canción popular: el tango.
El
23 de diciembre de 1951 murió en su departamento de
la avenida Callao. Como si cumpliera con una última
exigencia de su propio mito, acurrucado en un sillón
del living, dejó lugar para la sentencia que no constó
en el acta de defunción: "Discepolín se
murió de tristeza".
En
este recorrido del gran música y letrista discepolín
entregamos las letras de los tangos: CAMBALACHE, ALMA DE BANDONEÓN,
CAFETÍN DE BUENOS AIRES, SIN PALABRAS.
FUENTES:
todotango y otras fuentes.
DIBUJO:
el lápiz loco. FOTOS: todotango, frases y pensamientos.
Caracteres:
6577
TANGOS
CAFETÍN
DE BUENOS AIRES - 1948
MÚSICA:
Mariano Mores
LETRA: Enrique Santos Discépolo
De
chiquilín te miraba de afuera
como a esas cosas que nunca se alcanzan...
La ñata contra el vidrio,
en un azul de frío,
que sólo fue después viviendo
igual al mío...
Como una escuela de todas las cosas,
ya de muchacho me diste entre asombros:
el cigarrillo,
la fe en mis sueños
y una esperanza de amor.
Cómo
olvidarte en esta queja,
cafetín de Buenos Aires,
si sos lo único en la vida
que se pareció a mi vieja...
En tu mezcla milagrosa
de sabihondos y suicidas,
yo aprendí filosofía... dados... timba...
y la poesía cruel
de no pensar más en mí.
Me
diste en oro un puñado de amigos,
que son los mismos que alientan mis horas:
(José, el de la quimera...
Marcial, que aún cree y espera...
y el flaco Abel que se nos fue
pero aún me guía....).
Sobre tus mesas que nunca preguntan
lloré una tarde el primer desengaño,
nací a las penas,
bebí mis años
y me entregué sin luchar.
SIN PALABRAS – 1946
MÚSICA:
Mariano Mores
LETRA: Enrique Santos Discépolo
Nació
de ti...
buscando una canción que nos uniera,
y hoy sé que es cruel brutal -quizá-
el castigo que te doy.
Sin palabras
esta música va a herirte,
dondequiera que la escuche tu traición...
La noche más absurda, el día más triste.
Cuando estés riendo, o cuando llore tu ilusión.
Perdóname si es Dios,
quien quiso castigarte al fin...
Si hay llantos que pueden perseguir así,
si estas notas que nacieron por tu amor,
al final son un cilicio que abre heridas de una historia...
¡Son suplicios, son memorias...
fantoche herido, mi dolor, se alzará, cada vez,
que oigas esta canción!...
Nació
de ti...
mintiendo entre esperanzas un destino,
y hoy sé que es cruel, brutal -quizá-
el castigo que te doy...
Sin decirlo esta canción dirá tu nombre,
sin decirlo con tu nombre estaré yo.
Los ojos casi ciegos de mi asombro,
junto al asombro de perderte y no morir.